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martes, 16 de diciembre de 2014

Irse y quedarse. Volver y amar.

Volvimos. ¿Nos fuimos algunas vez?
Quién puede decir que dejamos de estar ahí (o acá), sintiéndonos. Amando todo lo que es nuestro, cuidándolo hasta caprichosamente para que nadie pueda nunca jamás hacerle daño.

¿Realmente podemos afirmar que no estuvimos ahí (o acá) por un momento?
Largo o corto no importa, siempre son momentos (o al menos así me gusta pensarlo).

El amor no lo permite, el amor no traiciona cuando es amor puro.
Podemos confundirnos, hasta quizás caminamos en círculos o nos perdemos un rato, pero no se abandona lo que se ama. ¿Volvimos?

Todo esto me inquieta un poco, pienso en los que ya no están y me sorprendo, pienso en los que se fueron, en los que terminaron (¿?). En los que se mueren de amor y no se animan (eso me entristece mucho, si hay amor nada puede ser más fuerte). En los que enamoraron sólo con un propósito (que siempre es muy chiquito y poco ambicioso). En los que se perdieron. En los que siempre van a estar.

Entonces, ¿volvimos?

Busco el verbo volver en el diccionario y leo 27 definiciones, la última se destaca:
27. prnl. Girar la cabeza, el torso, o todo el cuerpo, para mirar lo que estaba a la espalda.

Es una acción concreta, común, de casi todos los días. Pero mirar lo que estaba a la espalda, es mirarnos. Nos hace volver al camino, nos hace entender donde estamos parados y porqué amamos tanto aquello que está acá y no ahí, acá. Mirar para atrás nos explica los pasos y nos marca el camino. 

El amor nos mantiene en eje y el objetivo en foco.
No volvimos porque nos fuimos, volvimos porque siempre estuvimos acá.

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